¿En qué manera ha afectado la relación entre el euskera y el nacionalismo vasco a la situación del idioma hoy?
El euskera y el nacionalismo Vasco
El euskera, la lengua aislada de los vascos, y catalán, la lengua romance que hablan los catalanes, son ambas lenguas minoritarias de España. Pero sus situaciones actuales son muy diferentes. El prestigio y el reconocimiento del catalán siguen creciendo, mientras el euskera no ha sido capaz de superar su reputación como idioma rústico y primitivo, por lo que sigue perdiendo hablantes. Los destinos de estas lenguas son inextricables de los de sus movimientos nacionalistas adjuntos. Desde el siglo XVII, tanto los catalanes como los vascos han luchado para no perderse en la dominante cultura castellana. Aunque ambas regiones permanecen hoy como partes de España, los catalanes han tenido mucho más éxito en obtener una medida de autonomía e independencia cultural que es evidente por el uso general del idioma catalán en esa región, mientras que el euskera permanece en declive y el movimiento separatista de los vascos esta hoy en día asociado con la amenaza del terrorismo. ¿Por qué estos dos movimientos, que se parecían tanto, han tenido resultados tan diferentes?
Hay muchos factores que contribuyen a la explicación de esta dicotomía, entre ellos diferencias geográficas, históricas, y económicas. En este ensayo, sin embargo, voy a enfocarme en los aspectos lingüísticos de este movimiento. Hay un proverbio vasco que dice “Izena duen guztiak izatea ere badauke” – que todo lo que tiene un nombre, existe. Pero hay otro proverbio, que parece ser diametralmente opuesto al primero: “Izenak ez du egiten izana” – un nombre no hace a una cosa real. La conexión entre el euskera y el movimiento separatista de los vascos es muy complicado y a veces aparentemente contradictorio, pero es de una importancia inmensa para explicar cualquiera de los dos.
Euskera es una lengua aislada – esto quiere decir que no tiene ninguna conexión genética con cualquier otro idioma, aunque ha tomado prestadas palabras del español, latín, francés, y árabe, y le ha dado algunas palabras al español también, por ejemplo izquierdo, una palabra de raíces vascas que usaban para escapar de las implicaciones negativas de la palabra latina con el mismo significado, sinestra. Cerca de 630,000 personas, o un cuarto de los vascos, hablan euskera hoy. La mayoría de estos vascoparlantes viven en la mitad española del país vasco, que está localizado en los Pirineos Occidentales en la frontera entre Francia y España. El país vasco está dividido en seis provincias, tres en Francia, y tres en España. La presencia de la cultura vasca varía en cada provincia, pero no hay ninguna provincia donde el número de vascoparlantes constituye una mayoría de la populación. La mayoría de las escuelas en el país vasco enseñan Euskera como asignatura, pero hay muy pocas que lo dan todo en euskera.
Las características correspondientes del catalán son que es una lengua romance similar al español y al francés, que tiene 9,399,516 hablantes en Cataluña, la Comunidad Valenciana (donde se llama valenciano) y las Islas Baleares. Como la población total de estos regiones está cerca de 13,088,600, los catalanoparlantes constituyen una mayoría clara. Además, como el catalán es similar al español, casi toda la población de estas regiones lo entiende. Es la lengua primaria de educación en Cataluña, con el castellano como asignatura independiente. Se espera que los estudiantes que no vienen de hogares catalanoparlantes aprendan el idioma por inmersión en este sistema escolar.
Como es común para los idiomas que han evolucionado en regiones montañosas, el euskera históricamente ha tenido un gran número de dialectos que en algunos casos no eran mutuamente inteligibles. Como escribió Pio Baroja, el famoso novelista vasco, en 1953, “Esta lengua es de una sorprendente variedad dialectal, tan diversa que una antigua clasificación llego a dividirla en tres grupos dialectales, cincuenta dialectos, mas cuatro literarios, y veinticinco subdialectos, divididos a su vez en cincuenta variedades, con doce subvariedades. A esta clasificación, fundada en el empleo del verbo, se podría sobreponer otra, mucho más sencilla, reduciendo la división dialectal de vascuence a dos grandes grupos: el vasco occidental o vizcaíno, y el centro oriental, comprensivo del guipuzcoano, el labourdino, el suletino y los dialectos de la Alta y la Baja Navarra.” Hoy, por otro lado, entre hablantes menguantes y un movimiento para unificar el idioma, estos dialectos están desapareciendo muy rápido. El catalán también tiene algunas variaciones dialécticas, incluso uno, el valenciano, que algunos consideren ser un idioma independiente, aunque las formas escritas del catalán y del valenciano son tan similares que cuando la constitución de la UE fue traducida para los dos idiomas, los productos fueron exactamente idénticos.
La historia de los vascos es muy larga. Sabemos que su existencia precede de la de los romanos, y que sus relaciones posteriores con Roma eran cordiales. Euskera ha cambiado muy poco desde aquellos días, cuando los romanos establecieron la ciudad de Pamplona en la asentamiento vasco de Iruña y por lo demás principalmente dejaron la región, pobre en recursos naturales, en paz. Por eso, la cultura vasca era capaz de sobrevivir. A través de la historia, los vascos han defendido su territorio contra los romanos, los vikingos, los visigodos, los musulmanes, y otros, pero al fin de la Edad Media, el País Vasco fue dividido, y sus partes fueron distribuidas entre España y Francia.
El nacionalismo vasco, entonces, no es un fenómeno reciente – los vascos han tenido una cultura minoritaria desde hace cientos de años, y el euskera siempre ha sido un parte fundamental de éste. “Para Breteña, Gales, y algunas otras naciones sin estados, el idioma es un elemento muy prominente en los programas nacionalistas (…) El elemento lingüístico aparece en grados diferentes en los distintos nacionalismos europeos, siendo el escocés y el irlandés del norte los que menos tienen que ver con la lengua.” escribe Daniele Conversi en Los Vascos, los Catalanes y España. Los vascos son posiblemente el extremo opuesto con el euskera. Según Conversi, muchos líderes nacionalistas consideran al euskera la clave de la supervivencia de los vascos como un pueblo distinto y se asombran que algunas personas se consideren nacionalistas cuando no lo hablan, ni lo estudian, ni lo propagan. Muchos vascos equiparan su pérdida con la extinción total de la identidad vasca.
No solo han los vascos hecho una identificación completa entre el euskera y su cultura desde hace mucho tiempo, sino que lo han hecho en una manera decididamente ofensiva. El primer libro publicado en euskera dedicó un poema al idioma mismo, diciendo con actitud desafiante: “Euskera, sal a la calle! Muchas personas pensaban, que escribir en el idioma vasco era imposible… ahora reconocen que se engañaban.” (Lingua Vasconum Primitiae, 1545) Otros elementos del folklore vasco también indican que ellos están orgullosos de la manera en que su idioma los separa de otros pueblos. “Tradicionalmente,” advierte Conversi, “había habido un orgullo entre muchos vascos sobre lo ininteligible de su idioma. La aserción que ningún extranjero había sido capaz de dominarlo funcionaba como una barrera psicológica muy fuerte contra la amalgamación e ‘infiltraciones malas’. Según una leyenda antigua, el diablo visitó un vez el País Vasco para aprender el idioma y encontrar discípulos. Trató por semanas, pero últimamente admitió la derrota y regresó al infierno a causa de su inhabilidad para aprender algo más allá de bai (sí) y ez (no).” (Conversi 1997)
A causa de leyendas como ésta y el misterio de los origines del el euskera, que muchos creen es un idioma paleolítico - un vestigio del pueblo más antiguo de Europa - el idioma ha desarrollado un valor casi mítico ya que los vascos lo conectaron más y más a su frágil supervivencia cultural. Algunos mitos representan al euskera como un idioma dado por Dios – un elemento folklórico que cumplió dos metas: establecer el euskera como sagrado, y afirmar que el cristianismo, un aspecto importante de la cultura vasca en ese tiempo y sin duda una influencia extranjera, no era inmune a esta protección sagrada, sino que fue su origen.
Juan Bautista de Erro, un antropólogo, trató de demonstrar “la primacía y antigüedad del euskera sobre todos los otros idiomas en el mundo… un idioma antiguo dado directamente por dios a la gente y no creado por ellos, y que la temprana lengua hablado en el Paráis era Euskera, preservado después de la confusión de Babel, salvado del diluvio universal por Noé, y traido al Pais Vasco por Tubal… era clamado más y más que los vascos eran conectado a la gente de Dios, pero que, a diferencia de los judíos, no rompieron este vínculo al crucificar a Cristo.” (Atienza 2006)
Por lo tanto, el idioma era visto como un guardia, un muro que protegía la sitiada ciudadela nacionalista…. No solo era el euskera un idioma dado por dios y crucial para la definición de la identidad vasca, sino que la gente ya consideraba el idioma como una barrera lingüística contra las infiltraciones extranjeras. Es posible que la posición del catalán dentro de Cataluña no alcanzara estas proporciones legendarias, pero era innegablemente crucial para el nacionalismo catalán. En el caso de Cataluña, la cosa más importante que separaba las dos culturas era la diferencia lingüística.
La importancia de ambos idiomas, por consiguiente, era bien establecida aún antes del franquismo. Después, de 1939 a 1945, el País Vasco era aterrorizado por una represión muy violenta del euskera. “Un descripción vaga de esta represión, que se asemejó a la del catalán, está incluida en un mensaje escrito a la UNESCO en 1952 por el presidente del gobierno vasco en el exilio. Denunció lo siguiente: El cierre de la universidad vasca, la ocupación por las fuerzas armadas de las asociaciones sociales y culturales; la quema masiva de libros en euskera, la eliminación de todo el uso del euskera en las escuelas, en las emisiones del radio, en las reuniones públicas y en publicaciones; la supresión de sociedades culturales vascas y de todas las revistas, los periódicos y las reseñas en euskera; la prohibición del uso del euskera en la celebración de la misa y otras ceremonias religiosas; un decreto que requería la traducción de todos los nombres vascos al español en los archivos civiles y documentos oficiales, y un directivo oficial que mandó la eliminación de las inscripciones en euskera de todas las lápidas y señales funerarias.” (Conversi 1997) El consenso es que la represión del catalán y del euskera son más o menos iguales en esfuerzo. “Pero,” Conversi escribe, “la represión en Euskadi tenía un aspecto físico que Cataluña solo experimentó en la etapa falangista más temprana, con encarcelamiento arbitrario, ataques por parte de la policía a ciudadanos desarmados, tortura y cosas relacionadas.” (Conversi 1997) Adicionalmente, mientras los intentos para destruir el euskera eran dirigidos abiertamente a su erradicación, la policía anti-catalán incluyó una estrategia suplementaria de ‘dialectización’: es decir, los autoridades trataron de promover el punto de vista que el catalán es sólo un dialecto del español. A pesar de la opresión, los catalanes triunfaron en publicar constantemente una buena cantidad de material en catalán.
Los efectos de esta persecución en el euskera fueron profundos. El idioma se estancó ya que estaba retraído de la mayoría de los espacios sociales. Durante los años del franquismo, la población vasca casi se duplicó, mientas que el número de vascoparlantes estaba más que decimado. “Esta declinación en la funcionalidad del idioma fue claramente traumática – es decir, que llegó a ser un proceso consciente… y cuando es algo traumático, significa que ocurre como una consecuencia súbita de considerar un evento actual causa suficiente para la ruptura o pérdida de algo que está protegido emocionalmente…. Esta represión era experimentada traumáticamente y es a causa de esto, considerada como la causa que afecta a la desaparición del euskera, aunque el idioma estaba perdiendo su función comunicativa desde tiempos inmemoriales.” (Perez-Agote 2006)
Los vascos cesaron de usar el euskera en los lugares públicos, más notablemente en las escuelas. El uso del idioma era muy limitado, y como resultado, algunas familias cesaron de usar el idioma o transmitirlo a los niños. Mientras tanto la desaparición del euskera llegó a ser una posibilidad real, y la gente empezó a ser realmente consciente de hablarlo porque no era fácil hacerlo en la realidad diaria, entonces el idioma obtuvo una valorización “gradual positiva y simbólica… por consiguiente, esta inmensa presión social y política transformó el declive del euskera como vehículo comunicativo a ser una causa célebre.” (Pérez-Agote 2006) Esto significa que a pesar del decreciente estado práctico del euskera, o tal vez a causa de esto, el valor simbólico del idioma como símbolo para el movimiento nacionalista en realidad era aumentado.
El estado casi mítico del euskera, y su conexión con el nacionalismo, siguió intensificándose, y en los años 1960 un programa de recuperación lingüística empezó. La manifestación principal de este movimiento fue el desarrollo de las ikastolas, que enseñaban el euskera unas horas cada semana. En principio estas escuelas eran secretas, pero después de diez años y el fin del franquismo pudieron administrarse abiertamente y se multiplicaron muy rápido. “En Gipuzkoa había ocho ikastolas en 1963, pero setenta y uno en 1975. En Bizkaia durante el mismo tiempo los números aumentaron de dos a cuarenta y cinco, en Araba de uno a seis, en Navarra de ninguna a veintidós. El crecimiento en el número de estudiantes que asisten estas ikastolas era también espectacular, especialmente en Gipuzkoa y Bizkaia. En Gipuzkoa el número de estudiantes aumentó de 520 a 17,971, y en Bizkaia de cincuenta y cuatro a 5,822.” (Pérez-Agote 2006) Hoy son todavía una presencia educacional muy formidable, y sirven como suplemento a las escuelas del estado, donde la educación en euskera es de calidad muy variable.
Pero la represión tuvo dos consecuencias muy diferentes con respeto al futuro del euskera. El resultado más inmediato fue esta valorización simbólica y positiva, pero en un sentido más práctico, la utilidad real del idioma ha decrecido mucho. Hoy, es imposible hablar solamente el euskera. Casi todos vascoparlantes pueden hablar español o francés con fluidez, y usan estos idiomas secundarios cada día. Aunque el idioma está recuperándose, no ha alcanzado a la mayoría de los idiomas del mundo con respeto a la expansión y profundidad de la literatura, y todavía es molestado por estereotipos como que es un idioma primitivo y rural. Esta suposición parece extraña ahora, mientras los vascohablantes han impregnado los campos avanzados de las ciencias y la tecnología, pero todavía existe… “La idea vieja, que precede la guerra civil, que para ser civilizado se tenía que hablar español… persiste. El euskera frecuentemente es hablado para razones puramente simbólicas, en una manera que sería embarazoso si uno hablara el español en una manera similar.” (Perez-Agote) Pero no se encuentra falto de valerosos disidentes. “Si tantos libros se hubieran escrito en euskera… como en cada otro idioma, sería tan profundo y perfecto como son, y si no se da el caso, los vascohablantes tienen la culpa en vez de la isla (el idioma mismo).” (Woodworth 2008)
Los catalanes siempre han sido de “la convicción interna de que Cataluña tenía una Cultura distintiva con una singular herencia literaria y artística. En contraste, la cultura vasca era ridiculizada por personas como Maetzu y Unamuno, una actitud con pocas paralelas entre los intelectuales catalanes. Aunque el euskera era hablado menos y menos, y tenía todos sus bastiones en el campo, también representaba la diferencia entre las dos culturas. El euskera era considerado la quintaesencia de la identidad vasca, pero la mayoría de los intelectuales lo consideraban como un retorno a una cultura que perteneció a la historia de la gente vasca, en vez de a su situación actual. En sus mentes, ninguna posición existía para el euskera en un mundo que estaba cambiando y modernizándose.
Otro resultado de la persecución que contribuyo al estancamiento posterior fue el componente casi mítico que desarrolló. En estos mitos, el euskera aparece como un idioma imposible para los extranjeros, impedido por alguna fuerza mítica. Estas actitudes eran dirigidas para proteger la cultura vasca. Pero, mientras la persecución del euskera ha decaído, tantas ideas sobre la puridad de la gente vasca y la intolerancia inherente a la influencia extranjera han resultado en el detraimiento de la supervivencia del idioma. Por ejemplo, tradicionalmente en euskera había una sola palabra – Euskaldun – que significaba al mismo tiempo persona vasca y vascoparlante. Esto combinó los dos términos al punto de la exclusión. Euskaldun implicó por su misma naturaleza que alguien no vasco no podía llegar a ser un vascohablante, y dejó como algo imposible para un influjo de inmigrantes asimilarse en la cultura, aun por matrimonio, y aun si hubieran elegido dedicar una gran cantidad de tiempo y esfuerzo para dominar el euskera.
“Mientras el gallego, el catalán, y los dialectos provinciales de catalán son idiomas romances funcionales y adaptados fácilmente a los requerimientos contemporáneos culturales y tecnológicos, el euskera es muy difícil de aprender o de adaptar. Inmigrantes no catalanoparlantes que se mudan a Cataluña frecuentemente alcanzan algún grado de familiarización con el catalán y llegan a ser catalanizados culturalmente y psicológicamente, por lo menos parcialmente. Este proceso está promovido por causa de las actitudes más extendidas de los catalanes, que promueven la asimilación, mientras que las actitudes vascas siempre han sido más exclusivas y particularistas. Además, los inmigrantes en el País Vasco vienen predominantemente de las provincias más letradas del norte de España y poseen una cultura castellana más fuerte que los inmigrantes algo letrados de las provincias menos desarrollados de España al sudeste que han compuesto la mayoría de los inmigrantes en Cataluña durante las últimas generaciones. Además, aunque la proporción de matrimonios de vascos con no vascos ha sido un tanto más alta que la de catalanes con no catalanes, la consecuencia ha sido desanimar la asimilación y causar la perdida adicional de la identidad vasca, considerando los problemas lingüísticos y culturales involucrados.” (Payne 1975)
Recientemente ha habido una desviación de esta norma tradicional de exclusión, al crearse “un nuevo término, euskaldunberri (euskaldun, vascoparlante :: berri, nuevo)” . “Antes, había sido solamente euskaldun, y un euskaldun habría supuesto ser un euskaldun-zaharra (zaharra, viejo). Mientras rechazan la dicotomía previa entre euskaldunak y erdaldunak (extranjero), los nacionalistas han elegido hacer hincapié en la participación de todos euskaldunberri en euskalherria.” (Conversi 1997) Pero, esto es tal vez demasiado poco y demasiado tarde para traer al euskera dentro del rango de las lenguas mundiales.
Aunque estos factores limiten la asimilación y aseguran que el alcance del euskera permanecerá muy limitado en el futuro previsible, la amenaza inmediata de la extinción se ha ido. ¿Qué piensan las personas sobre el euskera hoy? El euskera es una parte importante de su cultura. En teoría, lo apoyan completamente. Pero ahora, cuando no hay una amenaza inmediata de extinción, también ven otras maneras posibles en que pueden apoyar su cultura sin aprender un idioma tan difícil, y más y más están haciendo estas cosas.
Como escribió Kasmir en su estudio de la juventud vasca en 2000, “La muerte del idioma no es inminente ahora, y aquellos que no quieren no tienen que estar muy preocupados sobre el euskera, y encuentran su identidad vasca de otra manera. Pero para todos el idioma permanece un talismán poderoso nacionalista. Nacionalistas jóvenes que no pueden hablar el euskera fluido todavía escuchan música rock en el idioma. Aquellos que saben muy poco euskera cultivan frases sencillas, como “Zorionak!” (“Enhorabuena!”) y “Gero arte” (“Nos vemos pronto”), como schibboleths de solidaridad con la causa. Y aquellos que no puedan entender lo que cantan los bertsolariak asistirán una representación bertsolaritza y apoyarán el fenómeno cultural a causa de lo que representa.” (Kasmir 2001)
Hoy en día las actitudes positivas y negativas sobre el euskera coexisten. Como un idioma simbólico, la gente considera el euskera como el alma de la cultura vasca y está floreciendo. Como un idioma funcional, se ha estancado, y el movimiento hacia una mayor fluidez regional y producción de gran literatura ha mostrado poco progreso. Lo opuesto de esto se ve en la reacción a algunas tendencias recientes en algunas economías laborales, particularmente en ellos que enseñarían en el País Vasco. Cuando se requieren el euskera, los jóvenes más y más se sienten molestados porque tienen que aprender lo que es para ellos un idioma extranjero e intensamente difícil. El valor simbólico y emocional y el valor práctico del idioma no solo no tienen que coexistir… en algunas situaciones en realidad tienen una relación negativa. Cuando el valor práctico disminuye, el valor emocional aumenta y viceversa.
El euskera ha existido desde hace muchos años, pues es el idioma más antiguo de Europa, pero durante toda la historia que se recuerda, ha sido un idioma amenazado, y esto ha afectado muy profundamente su desarrollo. En los años más recientes, la amenaza de extinción por la fuerza se ha levantado, y ha llegado a ser evidente que la supresión anterior era uno de los factores que mantenía interés en el idioma. Además, en algunas formas, los mitos viejos sobre la inexpugnabilidad del euskera han regresado para atormentarlo, lo cual ahora no es una postura preservativa, sino autodestructiva. Por estas razones, el euskera no se ha recuperado de su supresión mas reciente como el catalán, aunque sus situaciones parecían similares al inicio. También puede empezar a explicar porque el tema de la independencia vasca permanece tan controversial y tumultuoso. Lo que va a pasar con el euskera en el futuro es difícil de predecir, pero es evidente que es un parte intrínseca de la cultura vasca, y como tal no va a desaparecer fácilmente o inmediatamente.
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