May 20, 2007

Luis - En Busca De Su Destino

This is one of the most amazing essays I have ever written. Not because it's any good... no... heavens no... becase it's in Spanish! And it's not about my family or my favourite things or even about Spanish cuisine. It's a literary essay. I read the book in Spanish and I wrote the essay in Spanish and I even have bona fide in text citations in Spanish! For an American, I feel accomplished! I can't help but think this is some sort of landmark. May other languages fall more swiftly! Yay!!!!




Miranda

Español 4

Luis - En Busca De Su Destino

Pepita Jiménez es la historia de Luis de Vargas, un mozo determinado a ser un sacerdote, quien se enamora de una viuda joven hermosa. Este amor prohibido causa un conflicto dentro de Luis que lo fuerza a preguntar todo que él cree. Aunque al principio de la novela se parece dedicado por completo para ser un sacerdote y seguir su vocación imaginado, hay indirectas de su indecisión espiritual. El conflicto interno de Luis crece en respuesta a su atracción prohibida a Pepita, y él lucha para sostener sus convicciones anteriores. En el último, Luis realiza la verdad — que su vocación a ser un sacerdote no es nada más que una ilusión orgullosa que él ha creado por su mismo. Después puede finalmente puede avanzar hacia su destino verdadero.

En el principio, Luis ya se parece un mozo muy avergonzado. Parece resuelto a llegar a ser un sacerdote, y dedica mucho de su tiempo a la plegaria y a la reflexión. Sin embargo, parece también a adherir a una forma extrema de su religión. Se siente delincuente cuando mira una flor o una estrella, porque se preocupa que las admire por los cuales son, y no por lo que dios los hizo para ser. “Si amo la belleza de las cosas de la tierra,” escribe a su tío, “debo amarlas como representación de una hermosura que es mil veces superior a todas ellas.” (p. 20) Con lengua muy poética y insustancial, Luis describe sus ideas del cielo y del dios como más bellos y maravillosos que cualquier cosa que pueda encontrar en la tierra, pero la descripción parece vacío y sin color. Durante este período, también comienza a mencionar Pepita en una manera muy diferente. El contraste entre las descripciones dice mucho del estado de su alma.

Después de este período inicial de tranquilidad revuelta, el alma de Luis entra en erupción de conflicto. Lo que comenzó como una curiosidad inocente hacia Pepita se convierte en un amartelamiento, y después en un deseo ardiente para ella. También se abre los ojos más a la belleza natural, especialmente cuando esta en el jardín bellísimo de Pepita. No obstante, Luis niega que la ama a Pepita. Él rechaza creer que puede tener cualquier vida sino esto de un sacerdote, y entera en una batalla dramática por su alma. A veces Luis quiere olvidar Pepita, y otras veces cree que puede tener una imagen de Pepita en su alma y todavía ser un sacerdote. Cree que puede querer Pepita solamente en una manera limpia y pura, y que puede transformar a Pepita en un símbolo de pureza dentro de su corazón. “Será para mí como Beatriz para Dante,” él decide, “un símbolo de mi patria, de mi patria, del saber y de la belleza.” (p. 44) A pesar de venir con frecuencia a estas conclusiones y esperar que todo está resuelto, Luis está en tormento mental y espiritual durante este tiempo.

Finalmente, Luis encuentra una solución a su conflicto, aunque no es lo que ha esperado. Realiza que, en verdad, nunca había llamado al sacerdocio, porque si hubiera sido, pues nunca se habría enamorado de Pepita. “Jamás hubo en mí, virtud,” él explica a Pepita, “Si la hubiera habido, no hubiéramos pecado ni tú ni yo. La verdadera virtud no cae tan fácilmente.” (p. 90) En vez de revalidar su fe, el conflicto interno de Luis finalmente proba a él que su vocación era una ilusión orgullosa de su mismo. Él creyó que quise ser un sacerdote porque pensaba que crearía una distancia entre el y otros y que él sería más santo que ellos. El conflicto entre el cielo, con su belleza y puridad increíble y incalificable, y el mundo, con sus alegrías huidizos sino tangible, es evidente cuando Pepita y Luis discuten las diferencias entre sus imaginarios y la realidad. Luis dice a Pepita que las mujeres de su imaginación son superiores en belleza a cualquier mujer verdadera, pero admite que nunca ha las amado como ama a Pepita. Pepita, en cambio, dice que aunque sus maridos imaginarios eran maravillosos, ninguna de ellos podría ser mejor que Luis, quien es verdadero y tangible.

En la lucha de Luis la idea está presentada que todos hombres no tienen la misma potencial por varias cosas, y no tienen vocaciones iguales. Inicialmente Luis está determinado a ser un sacerdote, pero encuentra que no es su vocación verdadera. Luis, debido a su terquedad y fuerza del carácter, necesita rezar y reflejar mucho, y sufrir mucho dolor emocional, antes de venir a esta conclusión. Pero al fin acepta la verdad. “Sabía que él no era digno de ser sacerdote,” pero avanza a su nuestro papel, y “Sólo pensaba ya en ser un buen padre de familia, cuidar a sus hijos, pues ya los deseaba, y ser el fiel esposo de Pepita.” (92) En el fin, es bueno a ver que cuando Luis acepta su vocación verdadera, como un marido y padre bueno, él ocupa ese papel rápidamente y con fuerza. Su primer acto como el novio legítimo de Pepita es batirse un duelo con un pretendiente anterior, quien ha insultado el honor de Pepita. En esta época, habría sido su deber previsto y honorable a defender el honor de su novia en ese manera. Por eso, a pesar de tener poca experiencia e ir enteramente contra del sacerdocio, Luis satisface este deber y demuestra que va a servir bien en su nuevo papel.

Como él descubre, Luis habría sido un sacerdote terrible. Aunque esta vocación llama para el sacrificio y la humildad, Luis elige el sacerdocio porque de su orgullo, y cuando esta llamado a sacrificar su amor por Pepita, no quiere hacerlo. Aunque su vocación original era falsa, Luis necesitaba sufrir mucha angustia antes del más poderoso de las emociones humanas, amor, podía causarle a Luis a preguntar sus resoluciones y reconsiderar todo él creyó que sabía. Aunque inicialmente cree que estos cambios componen una caída y una decrepitud, eventualmente los ve para cuáles son: un descubrimiento del su mismo que le conduce hacia su destino verdadero, que, aunque posiblemente menos santo que lo qué había imaginado, últimamente es mejor por Luis, Pepita, y todos implicados en su historia.

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